¿Fatiga y el peso que no baja?

Ya tienes un diagnóstico de resistencia a la insulina, ¿y ahora qué?

Después de recibir el diagnóstico, es probable que tu médico te haya recomendado algún tratamiento médico y ajustes generales en tu alimentación y estilo de vida.

Quiero que sepas que vas por buen camino y que es normal que, aunque sigas esas indicaciones, todavía te sientas cansada, inflamada o sin bajar de peso.

Y también quiero decirte que sí puedes hacer más por ti misma para ayudar a tu cuerpo a verse y sentirse mejor.

Complementar el tratamiento médico con hábitos y estrategias adecuadas puede marcar una gran diferencia para apoyar tu metabolismo, reducir la inflamación y recuperar tu energía día a día.


¿Qué es la resistencia a la insulina?

La insulina es una hormona esencial que ayuda a que la glucosa (azúcar) de los alimentos entre en tus células para convertirse en energía.

Cuando tus células no responden bien a esta hormona, tu cuerpo produce más insulina para compensar.

Este proceso puede generar inflamación crónica de bajo grado, que muchas veces no se ve, pero sí se siente como hinchazón, dolor o pesadez.

Esa inflamación puede dificultar aún más que tu cuerpo use correctamente la insulina, creando un círculo que afecta tu energía, metabolismo y capacidad para perder peso.

¿Cómo saber si la resistencia a la insulina y la inflamación te afectan?

Si ya tienes diagnóstico, seguramente tu médico ha solicitado estudios como:

  • Insulina en ayunas

  • Glucosa

  • Perfil lipídico

  • HOMA-IR (índice de resistencia a la insulina)

Cada persona es diferente y los estudios pueden variar según tu caso.

Si tienes dudas o síntomas persistentes, siempre es importante platicarlo con tu profesional para ajustar tu plan.

¿Qué puedes hacer para apoyar tu cuerpo?

Además de seguir tu tratamiento médico, estas acciones pueden ayudarte a mejorar tu sensibilidad a la insulina y reducir la inflamación:

  • 🍽️ Nutrición antiinflamatoria: más alimentos reales, proteínas y grasas saludables, menos ultraprocesados.

  • 🚶‍♀️ Movimiento diario: caminar, fortalecer músculos y mantenerte activa.

  • 💆‍♀️ Descanso y manejo del estrés: el cortisol alto por estrés y falta de sueño afecta tu metabolismo.

  • 💧 Hidratación: beber suficiente agua es clave para la energía y el equilibrio.

  • 🛑 Deja de culparte: no es cuestión de fuerza de voluntad. Es un proceso que mejora con tiempo y cambios sostenibles.

Estas estrategias no sustituyen tu tratamiento médico, pero son el complemento que muchas veces marca la diferencia entre sentirte estancada y avanzar hacia tus objetivos de salud.

La fatiga, inflamación y peso estancado son señales que tu cuerpo envía y que pueden estar relacionadas con la resistencia a la insulina y la inflamación crónica.

No estás sola en este camino. Busca siempre acompañamiento profesional para entender tu caso y diseñar un plan realista.

Cada pequeño cambio suma y tu cuerpo puede empezar a responder.

Este contenido es educativo y no sustituye una consulta médica o nutricional personalizada. Consulta siempre a tu profesional de salud para el mejor acompañamiento.

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